Es difícil explicar por qué me dieron ganas de escribir este blog, pero lo más decidor es que a mi nadie me pregunta como me va en el trabajo.. y yo tengo tantas cosas siempre que contar!
Ser mama todo el tiempo hace que uno desaparezca para
toda la sociedad. A nadie le interesas. Es sabido por todos
que cuando a uno le preguntan si trabaja, mi respuesta
debe ser No, cosa que es muy injusta. Además muchas
veces he tenido que vivir la situación en extremo humillante
de llenar un formulario y presenciar cómo el interlocutor que
hace preguntas, al llegar al espacio que hay que rellenar
con el concepto de “ocupación” o “actividad”, simplemente
lo tacha o escribe: NINGUNA.
toda la sociedad. A nadie le interesas. Es sabido por todos
que cuando a uno le preguntan si trabaja, mi respuesta
debe ser No, cosa que es muy injusta. Además muchas
veces he tenido que vivir la situación en extremo humillante
de llenar un formulario y presenciar cómo el interlocutor que
hace preguntas, al llegar al espacio que hay que rellenar
con el concepto de “ocupación” o “actividad”, simplemente
lo tacha o escribe: NINGUNA.
Pero a la gente que te rodea, que son tus amigos y tus familiares, que saben que siendo profesional te dedicas a la crianza de tus hijos en vez de trabajar, por una opción de vida y de entrega hacia tus hijos, debería importarles. O no?
Pero no es así. Cada vez que estoy en una reunión social y comienzan a hablar de las pegas, sé que ya nadie me dirigirá la palabra.
Lo peor de la situación es que no tengo compañeros de trabajo por lo que difícilmente durante el día tengo la oportunidad de conversar con otro adulto, compartir datos o contrastar ideas. Tampoco tengo la oportunidad de tener conversaciones significativas, de esas que te hacen reflexionar, cuestionarte, etc.
Me parece que la forma antigua de criar bajo el manto de una familia extendida tenía mucho sentido pues así las mujeres se apoyaban, conversaban, se reían y podía compartir todo lo que hacían.
Yo estoy siempre sola.
Y eso muchas veces es muy muy duro, pues me hace sentir que no encajo en ninguna parte, que nadie entiende ni se interesa en lo que hago.
Y también hay otra arista. Al ser profesional me tengo que bancar además la desaprobación de todos de no trabajar en aquello que estudié, en ser una perdida de esfuerzos por parte de mis padres al darme la oportunidad de estudiar.
Finalmente, y quizás lo que mas me duele, es que muchas veces mis propios hijos, que son educados en un colegio que también fortalece las ideas de exitismo y desarrollo profesional, se ven en una encrucijada. Una vez mi hijo Baltazar, tenía que hacer una tarea en que tenía que describir el trabajo de sus padres, como parte del aprendizaje de profesiones y ocupaciones. Él, muy angustiado con cumplir con lo pedido, me dijo que no podía hacer la tarea pues yo no trabajaba. También en otra ocasión, Mariana me preguntó que qué iba a ser yo cuando grande, cuando creciera y quisiera estudiar y trabajar como lo hacen “todas las mamás”.
Todo esto, es quizás lo único malo de ser mamá todo el rato. Pero sé que es injusto y eso es lo importante.
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