viernes, 25 de mayo de 2012

Bisabuelo

Esta semana  murió mi abuelo.
Para mí y para mis hijos, esta ha sido una experiencia conmovedora, que ha removido nuestras vidas.
¿Por qué? Porque habíamos construido una relación vigorosa con él desde hace años. Lo visitábamos lo más seguido que podíamos y aprovechamos todos los momentos, las conversaciones, los gestos y abrazos para acercarnos, conocernos y enternecernos con el otro.
Este bisabuelo recibía a mis hijos y a mi, primero con un gran abrazo, y luego, con muchas preguntas. Se interesaba en la vida de los niños y sus historias le servían para recordar su propia infancia, que nos regalaba en entretenidos relatos. Asimismo, estos relatos nos servían a nosotros para entender como han cambiado las vidas de las personas en casi un siglo.
Luego venia el rito del ajedrez. Durante años mi abuelo, con mucha paciencia y sabiduría, les enseñó a mis hijos a jugar ajedrez. Esto implicaba tener la paciencia de esperar y acompañar al niño mientras entendía como se movían las piezas, luego dejarse ganar astutamente para que el niño disfrutara de la victoria y finalmente, cuando mas grandes, enseñarles estrategia de juego.
Luego, llegaba la hora de tomar el té. Aquí el abuelo pedía a los niños que le contaran chistes, y así juntos, se estrujaban de la risa. No hubo ni una sola vez que yo viera esta escena en que no me enterneciera con esta complicidad entre ellos y lo valioso de cada uno de esos momentos.
Es que tenían esa sintonía mágica de entenderse en lo esencial que es querer ser felices y disfrutar cada momento.
Llegado el momento de despedirse, mis hijos quisieron participar en todo,  y lo hicieron con flores, con lágrimas y con palabras.
De ahora en adelante viviremos con la pena de no tener a mi abuelo, pero con la alegría de haberlo conocido y abrazado. Pero por sobretodo tendremos con nosotros el tesoro de la experiencia de haber compartido con él tantos momentos.
Algún día mis hijos les contarán a sus nietos de cuando eran niños., y en esas historias estará nuevamente el ajedrez y los chistes con este bisabuelo,… y así vivirá en nuestros recuerdos por un siglo más.

viernes, 11 de mayo de 2012

Voz

Hoy me quedé sin voz
Hace seis años me pasó lo mismo y mi suegra me comentó que los más felices con mi silencio serían mis niños, pues así no escucharían las pesadeces que yo les decía.
Plop!
Sin entrar a comentar ese evento en concreto, hoy no pude dejar de acordarme de ese comentario y todo lo que me dolió.  Pero lo importante es que reconozco que hay un esbozo de sabiduría en esas palabras. Me dolió el comentario pues si hay algo que intento es ser amorosa y simpática con mis hijos. Jamás pesada. Pero lo interesante es que uno siempre logra convertirse en una pesada de proporciones.
Es que hay que joder por todo, porque ordenen, que no se les pierdan las cosas, que se acuerden de hacer sus tareas, que lo siento mucho te tienes que comer la comida, que ya sé que te da lata pero te tienes que duchar, etc. Y ni hablar cuando uno dice que no va a darles permiso!
Yo soy pesada. Mis hermanos dicen que en realidad soy bruta, no sé decir las cosas con tino. Yo en cambio,  creo que el problema es que soy directa y digo todo lo que los demás no quieren escuchar.
Con estos antecedentes y tratando de hacer un esfuerzo de autoconsciencia, al hablarle a mis hijos debo ser bastante pesada. No siempre pero muchas veces.
Entonces debo tomarme en serio cuales son las palabras que debo escoger para hablarles a mis hijos, así como mis gestos y lenguaje corporal. No es un tema banal. Somos para los demás, en gran parte, lo que decimos.
Hoy me he comunicado con señas.. y son tantas las cosas innecesarias que me ahorre de decir!
Lo más importante, se dice con besos y abrazos

jueves, 10 de mayo de 2012

Seguridad

No he podido dejar de pensar en este asunto.
Siempre he tenido dudas de cuales son los límites que uno les construye a los hijos en cuanto a la noción que estos tienen del mundo. Es decir cuanto y como uno les comunica a los niños del mundo en que viven.
Me parece tan relevante hacer la reflexión en torno a cuales son las palabras que ocupamos para referirnos a otras personas, para explicar algo que esta pasando o algo en que el niño se interesa.
Me tortura siempre el tema de la seguridad por ejemplo. Me da pánico que los niños vayan solos al baño en un lugar publico, pero si me preguntan por qué, no se muy bien que decirles.
La verdad es que después de trabajar con niños abusados, me da susto que se topen con un adulto que los manosee o les diga algo inapropiado que los pudiera alterar.
Pero qué pasa si les digo esto?. Tengo que empezar por explicar que hay personas que son capaces de vulnerar los derechos de los demás.
Por un lado es decirles que hay personas malas y no sé por qué pero me duele decirles eso.
Por otra parte, en la convivencia escolar, están sometidos a muchas situaciones en que serán heridos o maltratados,.. Y qué pasa si creen que todas las personas son buenas... No saben como reaccionar, no entienden lo que pasa.
Me acuerdo de la primera vez que llevé a mi hijo Baltazar a jugar a una plaza grande llena de niños. Se encontró con un matón de su mismo porte que empujaba a todos y les decía "tonto". Nunca me voy a olvidar de la cara de desconcierto de mi hijo. Nunca había sido agredido, y ahí estaba yo siendo cómplice de esta situación, mirándolo con cara de esto es normal que pase pero para él no estaba dentro de las posibilidades.
Entonces si yo les anticipo que puede vivir situaciones de vulnerabilidad, temo mostrarles las posibilidades negativas, temo arruinarles las expectativas, temo que no vivan la experiencia con la Inocencia de ser niños, finalmente.
Pero, si por otra parte, no hablo de las cosas malas que pueden pasar, me transformo en un cómplice negligente de la situación y lo que es mas grave, no los protejo.
Entonces siempre me veo atrapada en la misma pregunta: hasta qué punto debo explicar las cosas a las que debemos temer?
Cuanto de lo que es un temor mio debo compartirlo o traspasárselo a mis hijos?
Obviamente la edad de los niños cambia el tipo de información que debo darles, pero cuando es el momento de aumentar esta información? Qué pasa si me hacen una pregunta todos juntos y a cada uno quisiera darles una explicación diferente?
Qué pasa con las diferentes sensibilidades de los niños? Hay algunos que pueden hablar relajadamente de los ladrones,.. otros que con solo tocar el tema pueden tener pesadillas horribles.
La experiencia mas difícil que nos ha tocado vivir y que tiene que ver con este tema es la de Mariana en el colegio, el año pasado. Le toco un profesor jefe, que le enseñaba cuatro ramos y tenia todas las características del profesor caricaturizado hasta el cansancio.
Le gustaba sacar a niños adelante e interrogarlos, sometiéndolos a la humillación publica que eso significaba. Les repartía notas 2 ante cualquier arbitrariedad, no les decía a los niños las fechas de las pruebas para mantenerlos "siempre estudiando", etc.
Mi hija lo pasó muy pero muy mal. Aparte de todo lo que le alegamos al colegio por esta situación, nos vimos en la obligación de abrir el tema con ella. La situación hacia imposible mantener esa "sincronía" con el profesor. Mariana no tenia edad suficiente como para darse cuenta de que era el profesor el culpable de su angustia extrema, entonces tuvimos que hablar con ella y decirle que su profesor estaba obrando mal. y por qué? Porque era una mala persona.
Me costó, pero era la única vía de escape para ella. Cualquier niño de mas de 11 años se daría cuenta que el problema es el adulto, pero ella que tenia 8 era incapaz de pensar que su profesor, que es casi sinónimo de "verdad" a esa edad, era el que estaba equivocado y no ella.
Yo nunca había hablado mal de un profesor delante de mis hijos, aunque mi opinión no fuera de las mejores. Es que me parece que es bueno mantener esa complicidad, como adultos que educamos conjuntamente a un
Nino. Si no lo hiciera, los niños sufrirían con esa dicotomía.
Pero encontré el límite, la protección de la salud mental de mi hija que se estaba desplomando.
Este es un caso extremo. En todos los matices, siempre tengo muchas dudas.