lunes, 5 de noviembre de 2012

Acampar

Este fin de semana fuimos a acampar con los niños.
No es la primera vez, de hecho ya se esta haciendo una preciosa tradición.
Resulta ser una maravillosa experiencia por diversas razones. Los niños tienen un contacto único con la naturaleza y se conectan con sus ciclos, desarrollan habilidades que no conocían, juegan sólo a juegos que crean ellos mismos con los pocos materiales que encuentran y se maravillan de lo que son capaces.

Pero una de las cosas más poderosas es que nosotros acampamos con nuestros amigos de toda la vida y con sus hijos. Los niños se conocen desde chicos y se quieren y cuidan. Lo pasan increíblemente bien. Pero esta vez me di cuenta de algo que no había visto:  Los niños miran por primera vez cómo sus padres se relacionan como amigos.

Nosotros, los padres siempre somos modelos para nuestros hijos,.. cuando comemos, cuando compramos y saludamos a quien nos atiende,  cuando botamos la basura donde corresponde, cuando nos levantamos aunque estemos cansados para cumplir un compromiso. Pero pocas veces los niños pueden vernos relacionarnos con nuestros amigos y menos tan intensamente como son varios días acampando juntos.

Entonces pude ver sus ojos. Los niños, comenzaron a mirarnos en nuestra relación.

Los niños pudieron ver como nos coordinábamos, como nos ayudábamos unos a otros, cómo celebrábamos las cosas geniales que hacia uno y podíamos reírnos todos juntos de la tontera que hacía otro.

El momento más significativo fue cuando se produjo una dificultad: nadie culpó a otro, y todos buscaron la manera de ayudar de forma creativa. Trabajamos en equipo y logramos salir adelante.
Los niños pudieron ver que los adultos son diferentes, pueden tener diferentes habilidades, diferentes maneras de actuar, pero también pudieron ver que cuando somos amigos nos queremos, somos positivos, nos ayudamos y nos cuidamos.
Ver a tus padres contentos, disfrutando, riendo a
carcajadas con los chistes del otro, disfrutando de cocinar juntos, cantando y jugando debe haber sido una escena profundamente educadora de cómo construir y cuidar la amistad, de cómo nos puede hacer felices simplemente el estar juntos y vivir la cotidianeidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario